Hay muchas razones para consumir alimentos. Desde un punto de vista práctico, nuestros cuerpos necesitan la energía de las calorías para poder funcionar. Desde un punto de vista social, a menudo celebramos cumpleaños y otras celebraciones con comidas especiales. Desde un punto de vista emocional, algunas personas comen en respuesta a emociones negativas.
La diferencia entre hambre emocional y hambre física
-El hambre emocional aparece de repente, en un instante y con urgencia. El hambre física, por otro lado, aparece más gradualmente.
-El hambre emocional anhela alimentos reconfortantes específicos. Cuando tienes hambre física, casi cualquier cosa suena bien, incluidos los alimentos saludables
-El hambre emocional a menudo conduce a una alimentación sin sentido, sin prestar atención o disfrutarlo por completo. Cuando estás comiendo en respuesta al hambre física, normalmente eres más consciente de lo que estás haciendo.
• El hambre emocional no se satisface una vez que estás lleno. Sigues queriendo más y más, a menudo comiendo hasta que estás incómodamente lleno. El hambre física, por otro lado, no necesita ser llenado.
• El hambre emocional no se localiza en el estómago, sientes tu hambre como un anhelo que no puedes sacar de tu cabeza.
• El hambre emocional a menudo conduce al arrepentimiento, la culpa o la vergüenza. Cuando comes para satisfacer el hambre física, es poco probable que te sientas culpable o avergonzado porque simplemente le estás dando a tu cuerpo lo que necesita.
Disfrutar de lo que comemos
Comer conscientemente es mantener una conciencia en el momento de la comida y la bebida que pones en tu cuerpo. Se trata de observar cómo te hace sentir la comida y las señales que envía tu cuerpo sobre el sabor, la satisfacción y la saciedad. La alimentación consciente requiere que simplemente reconozcas y aceptes en lugar de juzgar los sentimientos, pensamientos y sensaciones corporales que observas.
· Material de trabajo
Comienza a experimentar con tu comida. Lleva un registro de todo lo que observas en ti mismo mientras experimentas con tus hábitos alimenticios. La pregunta que está tratando de responder es: “¿Qué patrones de alimentación se suman a la calidad de mi vida y cuáles le restan?”
Continúa experimentando con diferentes tipos, combinaciones y cantidades de alimentos durante dos o tres semanas, haciendo un seguimiento de cómo se siente mental, física y emocionalmente.