Introducción
En los tiempos que corren, de prisas y ajetreo, el estrés de nuestra sociedad actual ha llegado a convertirse en un problema de salud más, que
unido a la mala alimentación, unos mediocres hábitos de salud, y el sedentarismo, está asociado a un aumento de las enfermedades en el conjunto
de la población. En este sentido, ¿podemos considerar la calma y el decrecimiento como un parámetro interesante a tener en cuenta para mejorar
nuestra salud?
¿Puede ser la tranquilidad un hábito saludable?
Evidentemente, en nuestro contexto, en el Norte enriquecido, creemos que la pregunta se contesta sola: sí.
Frenar un poco nuestro ritmo de vida, para ver las cosas desde el punto de vista de la tranquilidad –pero sin perder de vista nuestras prioridades y
objetivos – puede ser un gran hábito para nuestra salud, por eso en este taller, os proponemos dos corrientes alineadas con este planteamiento,
que pensamos, nos pueden ayudar: Slow food y decrecimiento.
Slow food
Como podemos leer en su web: « Slow Food es una organización global de base que se fundó en 1989 para prevenir la desaparición de culturas y
tradiciones alimentarias locales, para contrarrestar el auge de los ritmos de vida acelerados y para combatir el desinterés general sobre los
alimentos que se consumen, su procedencia y la forma en la que nuestras decisiones alimentarias afectan el mundo que nos rodea.»
El trasfondo de la salud es evidente, comer despacio, la premisa fundamental y el significado de Slow food, significa no solo reducir la velocidad
de masticación, o aumentar el tiempo que nos sentamos a la mesa; sino que significa soberanía alimentaria, significa alimentación sostenible,
significa salud para todas, no solamente para el consumidor, sino también para el agricultor, para nuestro vecino, para el mayor número de personas posible. La justicia alimentaria es otro de los estandartes del movimiento, que ya se ha implementado satisfactoriamente en más de 160 países.
Comer más despacio puede significar descubrir nuevos sabores, las antiguas tradiciones gastronómicas, los tradicionales procesos de elaboración
de alimentos, de conservación, así como la artesanía y las formas de vida tradicionales. La dieta de los pueblos con los que hemos dejado de
hermanarnos fruto de la globalización y el ajetreo de nuestra sociedad idiotizada.
Este planteamiento, está muy relacionado, por lo tanto, con el decrecimiento.
Decrecimiendo: decrecer en lo superfluo
Hemos crecido tanto durante los últimos años, especialmente en lo industrial, y en el consumo de materiales y energía, que la única alternativa
viable que nos queda actualmente es decrecer. No podemos seguir creciendo –tal y como proponen algunos economistas neoliberales–
infinitamente; nuestro planeta es un sistema cerrado en materiales, y el crecimiento infinito es un imposible termodinámico. Ciencia ficción,
como la colonización de otros planetas sin destruir el fino equilibrio que permanece en nuestra biosfera.
Por lo tanto, abrazar estilos de vida más austeros, decrecer en lo superfluo, es imprescindible si en un futuro próximo queremos tener en nuestra
sociedad buena salud. Hay que virar hacia un reparto equitativo de los recursos. Y esto empieza por decrecer, especialmente nosotros, que hemos
consumido y crecido por encima de las posibilidades del planeta.
Crecer en salud
Pero decrecer no es negativo, simplemente significa una permuta de los valores imperantes en nuestra sociedad industrial, para poner en el centro
la justicia, la salud, la igualdad,…
Seguramente que la mayoría de nosotras tenemos cubiertas nuestras necesidades vitales básicas, por lo que tenemos gran margen para decrecer a
la vez que crecemos en salud.
¿Lo intentamos?
Después de este taller
· Vas a poder conocer estrategias para comer más despacio y ser más consciente de cómo nuestra alimentación influye en
nuestro entorno, en el planeta y en nuestra salud.
· Podrás identificar líneas de acción para decrecer y reducir tu impacto ambiental, a la vez que lo haces trabajando tus objetivos personales.
Creciendo en lo que de verdad necesitas, y decreciendo en contaminación, en consumo material, en lo superfluo. Tras este taller, esperamos que
podamos crecer todos en calidad de vida.