El fracaso es una experiencia desmoralizadora y perturbadora. No siempre puedes controlar si te suceden cosas difíciles en la vida, pero puedes controlar, en gran medida, cómo reaccionas ante ellas.

El fracaso hace que tu mente te engañe para que creas cosas que no son ciertas. A menos que aprendas a responder a los fracasos de manera psicológicamente adaptativa, te paralizará, te desmotivará y limitará tu probabilidad de éxito en el futuro.

Ya sea que te hayan negado un ascenso en el trabajo o que no consigas terminar una maratón, fracasar sienta mal. Muchas personas harán todo lo posible para evitar fallar y no tener que sentir emociones dolorosas.

Hay muchas razones por las que podemos sentirnos fracasados. Algunos factores que pueden jugar un papel son:

Falta de relaciones de apoyo

Una sensación de desesperanza

Ansiedad

Depresión

Sentimientos de impotencia

Baja autoestima

Hacer comparaciones con otras personas

Un autoconcepto pobre

Diálogo interno negativo

Expectativas irrealistas

Si te encuentras pensando: “Soy un fracaso”, es importante que sepas que hay cosas que puedes hacer para sentirte mejor. Saber cómo lidiar con el fracaso de una manera saludable elimina parte del miedo y podría reducir el dolor para que puedas recuperarte mejor que antes.

Abraza tus emociones

El fracaso va acompañado de una variedad de emociones: vergüenza, ansiedad, ira, tristeza y vergüenza, por nombrar algunas. Esos sentimientos son incómodos y muchas personas harán todo lo posible para evitar sentir ese malestar emocional.

Un estudio de 2017 publicado en el Journal of Behavioral Decision Making dice que no debes intentar dejar de sentirte mal después de un fracaso. Los investigadores descubrieron que pensar en nuestras emociones, en lugar del fracaso en sí mismo, es más útil.

Permitirte sentir mal es motivador. Puede ayudarte a trabajar más duro para encontrar mejores soluciones, y ayudarte a incorporarlas la próxima vez.

Entonces, adelante y abraza tus emociones. Reconoce cómo te sientes y permítete sentirte mal por un momento. Etiqueta tus emociones a medida que te permitas experimentarlas. Por ejemplo, podrías pensar “Estoy decepcionado” o “Estoy triste porque no funcionó”.

Reconoce los intentos poco saludables de reducir el dolor

Es posible que sientas la tentación de decir: “De todos modos, en realidad no quería ese trabajo”, pero minimizar tu dolor no hará que desaparezca. Distraerte o llenar el vacío que sientes con comida, drogas o alcohol tampoco curará tu dolor. Esas cosas solo te proporcionarán un alivio temporal.

Reconoce las formas poco saludables en las que tratas de evitar o minimizar el dolor en tu vida. Recurrir a mecanismos de afrontamiento que hacen más daño mas bien solo empeorará tu situación.

caminar

Practica habilidades de afrontamiento saludables

Llamar a un amigo, practicar la respiración profunda, tomarte un baño relajante, salir a caminar o jugar con tu mascota son solo algunos ejemplos de formas saludables de lidiar con el dolor. Sin embargo, no todas las habilidades de afrontamiento funcionan para todos, por lo que es importante encontrar lo que funciona para ti.

Si tienes problemas con los malos hábitos cuando estás estresado, como fumar o comer comida basura, crea una lista de habilidades de afrontamiento saludables y cuélgala en un lugar destacado. Luego, usa tu lista para recordar las estrategias más saludables a las que puedes recurrir cuando te sientas mal.

Reconoce creencias irracionales sobre el fracaso

Es posible que hayas desarrollado algunas creencias irracionales sobre el fracaso en algún momento de tu vida. Tal vez pienses que el fracaso significa que eres malo o que nunca tendrás éxito. O tal vez piensas que nadie te querrá si fallas.

Ese tipo de creencias son inexactas y pueden evitar que hagas cosas en las que quizás no tengas éxito. Haz un punto de inflexión para identificar las creencias irracionales que podrían estar afectando tus sentimientos y comportamiento.

Desarrolla pensamientos realistas sobre el fracaso

Una revisión de 2016 publicada en Clinical Psychology Review que incluyó 46 estudios que examinaron las reacciones al fracaso, encontró que el “estilo de atribución más positivo” era un factor importante en la resiliencia de las personas ante la angustia emocional causada por el fracaso. En otras palabras, es interesante ver el fracaso como un resultado de algo específico y externo en lugar de algo interno.

Cuando te encuentres pensando que “eres una causa perdida” o que “no sirve de nada volver a intentarlo”, reformula tus pensamientos. Recuerda pensamientos más realistas sobre el fracaso como:

El fracaso es una señal de que me estoy desafiando a mí mismo para hacer algo difícil.

Puedo manejar el fracaso.

Puedo aprender de mis fracasos.

Es posible que debas repetir una frase o afirmación para protegerte de los pensamientos negativos o para asegurarte de que puedes recuperarte.

Acepta un nivel apropiado de responsabilidad

Es importante aceptar un nivel preciso de responsabilidad por tu fracaso. Asumir demasiado puede hacer que te culpes innecesariamente. Por otro lado, culpar a otras personas o circunstancias desafortunadas de tu fracaso te impedirá aprender de él.

Cuando pienses en tu fracaso, busca explicaciones, no excusas. Identifica las razones por las que fallaste y reconoce lo que puedes hacer diferente la próxima vez.

Investiga famosos que fracasaron en su carrera

Desde Thomas Edison hasta Walt Disney, no faltan los fracasos de famosos. Dedica algún tiempo a investigar a las personas famosas que han fracasado. Es probable que descubras que lo hicieron muchas veces en el camino.

Muchas personas exitosas continúan fracasando regularmente. Los actores son rechazados para los papeles, los atletas son eliminados del equipo y los dueños de negocios son rechazados para acuerdos.

Estudia lo que hicieron para recuperarse. Puedes aprender habilidades que pueden ayudarte en tu propia vida. Puede ser útil ver que el fracaso es algo con lo que todos se enfrentan.

Pregúntate qué puedes aprender

El fracaso puede ser un gran maestro si estás abierto a aprender. ¿Cometiste un error? ¿Cometiste toda una serie de errores?

Piensa en lo que podrías hacer diferente la próxima vez. Entonces, te asegurarás de que tu fracaso se haya convertido en una lección de vida que te ayudó a aprender algo.

En lugar de ver un fracaso como una carga que te agobia, míralo como un trampolín hacia tus objetivos.

Crea un plan para seguir adelante

Una vez que hayas identificado tus errores y dónde puedes aprender de ellos, estarás listo para hacer un plan para seguir adelante. Recuerda que insistir en tus problemas o repetir tus errores te mantendrá atascado. Deja de pensar: “Soy un fracaso” y concéntrate en pensar: “Soy capaz de volver a intentarlo”.

Con tus nuevos aprendizajes, piensa en lo que harás diferente la próxima vez. Crea un plan que te ayude a poner en práctica la información que obtuviste.

Enfrenta tus miedos al fracaso

Si has pasado la mayor parte de tu vida evitando el fracaso, puedes sentirte realmente aterrado cuando finalmente sucede. Sin embargo, enfrentar tus miedos puede ser la clave para reducir la incomodidad.

Practica salir de tu zona de confort. Haz cosas que puedan hacer que te rechacen o prueba cosas nuevas en las que podrías fallar. Con el tiempo, aprenderás que el fracaso no es tan malo como podrías imaginar. Te ayudará a aprender a enfrentar tu miedo al fracaso de una manera que pueda ser productiva y ayudarte a alcanzar tus metas.

Así pues, nuestra salud mental general está influenciada por cómo percibimos que lo estamos haciendo con respecto a la gestión tanto del éxito como del fracaso. Planificar para el fracaso no significa que lo queramos o hagamos que suceda. Significa que estamos dispuestos a asumir riesgos, y con el riesgo viene la posibilidad de fallar. Además, con cada fracaso hay oportunidades para alcanzar las metas de la vida y satisfacer las necesidades personales.

Aunque el fracaso puede doler, cuando las emociones poderosas se vuelven manejables y estamos abiertos a aprender y ser honestos con nosotros mismos, hay una oportunidad para el crecimiento posterior al fracaso. Cuando podemos replantear el fracaso y verlo como algo más que una decepción, nos posicionamos ante la oportunidad de aprender y crecer a partir del fracaso. La única forma en que podemos ganar en el juego de la vida es haber jugado.

Bibliografía

GOLEMAN, Daniel, Emotional Intelligence, Bloomsbury, Londres, 1994. [Trad. cast.: La inteligencia emocional, Javier Vergara, Buenos Aires, 1997; Kairós, Barcelona, 2006.

MCCLELLAND, David C., y John W. Atkinson (eds.), Methods of Measuring Human Motivation: The Achieving Society, D. Van Nostrand, Princeton (Nueva Jersey), 1961.

Nelson, N,, Malkoc, S. A., Shiv, B., Emotions Know Best: The advantage of emotional versus cognitive responses to failure. Journal of behavioral decision making, 2017.