En el libro de Hábitos saludables decíamos que:
Vivimos en una sociedad de prisas y urgencias, en la que hemos concebido el tiempo como un bien material más, que podemos intercambiar por bienes o servicios, y así aumentar nuestras nóminas. Y al final, no tenemos tiempo para las cosas que realmente importan. Organizarnos y discernir entre las cosas imprescindibles, importantes, las que se pueden postponer, y aquellas que no son importantes ni urgentes, es fundamental para actuar en consecuencia, y repartir lógica y coherentemente el tiempo.
Cada uno tendrá su lista de valores, y obviamente, esto variará mucho de una persona a otra. Pero lo que tenemos que tener claro, es que el tiempo es el mismo para todos, que los días tienen 24 horas, y que hay tiempo para todo si nos organizamos. Y una vez más, los hábitos pueden hacer mucho por nosotros a la hora de organizar el tiempo.

Y es que la organización, los hábitos organizativos, son en la mayoría de los casos, un condicionante de salud.
Si planificamos el entrenamiento, es más probable que lo llevemos a cabo y evitemos el sedentarismo.
Si planificamos y organizamos nuestra lista de la compra y lo que vamos a comer, es más difícil que acabemos picando gorrinerías ultraprocesadas.
Si planificamos y organizamos bien nuestro tiempo de trabajo y descanso, es más fácil que tengamos un ánimo positivo y una buena vitalidad.
Son tres ejemplos sencillos, pero bastante representativos de cómo la organización y nuestros hábitos repercuten en nuestra salud. Pero no son los únicos.
Estrés y organización
Si no dedicamos unos minutos al día, o a la semana a organizarnos, es posible que acabemos siendo caldo de cultivo para el estrés.
Saber priorizar las tareas en función de su importancia, y actuar en consecuencia, es básico para poder gozar de una adecuada calidad de vida.
A veces conviene hacernos preguntas como ¿en qué puedo mejorar a nivel organizativo? ¿Estoy haciendo lo que realmente deseo? ¿Cómo puedo instaurar una rutina saludable que me facilite llegar a mi objetivo de la mejor manera posible?
Limpieza, higiene y calidad del aire
Algunos de los hábitos más básicos son los de la higiene personal y del hogar.
La mayoría de la gente tiene unos adecuados hábitos de higiene, y no creo que haga falta detenernos en los evidentes beneficios para la salud que estos supone. Pero hay otros hábitos, como ventilar adecuadamente el hogar, o limpiar el polvo con regularidad, que también se relacionan con nuestra salud, pues nos aleja de contaminantes que abundan en la atmósfera, y pueden acabar en nuestros pulmones si no dedicamos tiempo y organización a la limpieza y el aseo.

Vivir en un medio ambiente natural, con aire limpio y lejos de contaminantes también es otro hábito interesante, pero que no está al alcance de todos.
Una mente amueblada
Lo que pensamos o dejamos de pensar afecta directamente a nuestra salud.
Lo que leemos, las reflexiones y los libros que nos acompañan, afectan a nuestra salud, pues forman parte de nuestro entorno, de nuestros pensamientos, y es posible, que pasen a formar parte de nuestra dieta incluso. Por lo que amueblar nuestra cabeza con los mejores libros, con los mejores pensamientos, con la mejor Filosofía, también es un hábito de organización que merece nuestra atención.

Organízate para poder dedicarte a lo que realmente te apasiona
Aprovechando de lo organizado y meticuloso que fui al redactar el libro de hábitos saludables, voy a recuperar otra cita que decía que: “Además de autorrealizarnos con las cosas que realmente nos llenan, debemos organizarnos adecuadamente para poder satisfacer todas las obligaciones laborales, personales y familiares que tenemos y dejar hueco también para satisfacer nuestros instintos y nuestras necesidades vitales creativas. Una adecuada organización del tiempo, que nos permita realizar todas nuestras obligaciones impuestas, así como los otros quehaceres que podemos denominar de ocio, o preferencias personales, nos va a facilitar un mejor estado de salud, ya que desatender cualquiera de las dos facetas, nos puede generar malestar, frustración u otros problemas.”
Y es que sin unos buenos hábitos organizativos, nos puede ocurrir que vayamos con el piloto automático de las obligaciones encadenando tareas, día tras día, y ni siquiera tengamos tiempo para respirar larga y sosegadamente entre medias.
Una disciplina saludable
Por lo tanto, a modo de conclusión, además de la pertinente y siempre deseable reflexión crítica que pensamos debería acompañar a todo artículo, creemos conveniente procurar abrazar una disciplina saludable. Una organización que se adapte a nosotros, a nuestros valores, a nuestro trabajo, a nuestras preferencias y nuestro estilo de vida; y que nos permita disfrutar de una larga y próspera senectud en un futuro.
Por lo tanto ¿en qué crees que puedes mejorar tus hábitos organizativos?
Referencias:
Aguilar, L., Hábitos saludables. Los hábitos que más influyen en tu salud. Colección LAS Salud, 2020.
Aguilar, L., Una disciplina saludable. www.luisaguilar.es, 23 de Marzo de 2021.