La mayoría de los deportistas, coaches y managers consideran que la confianza en uno mismo ayuda a los atletas a alcanzar el nivel más alto al que pueden aspirar. La confianza en sí mismos permite a los atletas prosperar en su entorno y automáticamente les genera la creencia de que pueden superar cualquier obstáculo y que pueden lograr sus objetivos. La gran pregunta para los entrenadores es:
¿Cómo desarrollamos la confianza en el deporte?
La confianza se define como aquella creencia de poder realizar un comportamiento o conducta específica con éxito. La confianza es multidimensional y existen varios tipos diferentes de esta.
Podemos tener:
Confianza para realizar habilidades físicas
Confianza para usar las habilidades mentales
Confianza para tomar las decisiones correctas
Confianza para aprender cosas nuevas
Confianza en la forma física
Cuando tenemos confianza, sentimos que podemos hacer cualquier cosa. Sentimos que podemos realizar cualquier habilidad y asumir cualquier desafío. Cuando nos falta confianza, nos asustamos, nos preocupa fallar y eso puede influir mucho en nuestros pensamientos, comportamientos y emociones.
¿Cómo desarrollamos la confianza en el deporte?
Una teoría que podemos aplicar al mundo real del deporte es la teoría de la autoeficacia (Bandura, 1977). La autoeficacia se define como la capacidad de uno para realizar una tarea con éxito y se compone de 6 fuentes principales.
Los logros de desempeño: tienen que ver con nuestras experiencias de éxito y fracaso. Si tienes experiencias exitosas, aumentarás la autoeficacia. Como entrenador, ¿cómo puedes influir en esto? ¿Estableces sesiones realmente desafiantes en las que los atletas no están teniendo éxito? ¿Estás estableciendo metas realistas pero desafiantes? Al entrenar, piensa para tí mismo cómo puedes crear oportunidades para que los jugadores tengan éxito. ¿Puedes establecer metas individuales y de equipo para los jugadores que sabes que lo van a lograr? ¿Puedes discutir los objetivos con los jugadores para que los comprendan y sientan que pueden alcanzarlos? Queremos que cada atleta experimente el éxito, pero eso no significa que no se pueda establecer una sesión desafiante en la que los participantes fracasen. Es importante enseñar a los deportistas a aprender de los fracasos y formar atletas resilientes que puedan superar los obstáculos.
La siguiente fuente es la experiencia indirecta: Esto también se conoce como modelado. Cuando se entrena a niños, a menudo se realiza una habilidad para que el jugador pueda verla y luego realizarla él mismo. Empieza a pensar en cómo esto se relaciona con la confianza. ¿Eres un entrenador que demuestra una habilidad que los participantes encuentran desafiante y no pueden lograr? ¿Motivas a tus jugadores cuando les enseñas una habilidad?
¿Tus jugadores te están prestando atención? El modelado eficaz se trata de ser consciente de estos aspectos. Como entrenador, querrás que tus jugadores estén motivados y querrás que tengan éxito en las habilidades que están practicando. Es importante que todos los jugadores practiquen las habilidades fuera del entrenamiento para que tengan más confianza para realizarlas. Cuando intentes enseñar una habilidad a tus jugadores, sé ingenioso. Recuerda que no todas las personas aprenderán mejor si un entrenador hace una demostración. ¿Puedes mostrar las habilidades de los jugadores en un video?
¿Puedes pedirles a tus jugadores que vean a los atletas de élite realizar sus habilidades cuando juegan en partidos profesionales? La demostración no se trata solo de hablar con los jugadores sobre cómo realizar una habilidad. Se trata de motivación, concentración, atención y retención. Para aprender una habilidad y ejecutarla, los jugadores exitosos deben practicarla para que quede almacenada en su memoria.
La tercera fuente es la persuasión verbal: que está estrechamente relacionada con el elogio. Como entrenador, ¿eres consciente de lo que les dices a los jugadores? ¿Eres consciente de cómo el idioma puede afectar la confianza de un jugador? ¿Eres un entrenador que constantemente les dice a los jugadores qué hacer?
Las sutiles diferencias en el lenguaje marcan la diferencia para los atletas. Los atletas jóvenes dependen en gran medida de la retroalimentación de los adultos y es importante que la retroalimentación que proporcionamos sea positiva y constructiva. Como entrenador empieza a elogiar el esfuerzo de tus jugadores. Empieza a hacer que los jugadores se den cuenta de la importancia del aprendizaje y el trabajo duro. Quieres desarrollar jugadores que disfruten aprendiendo y practicando y
que entiendan que es importante para el crecimiento físico y psicológico.
La cuarta fuente son las experiencias imaginarias. Las imágenes son una gran herramienta que se utiliza para aumentar la confianza. No todos los atletas tienen la capacidad de utilizar imágenes y es importante que seamos conscientes de ello. ¿Cómo puede aumentar nuestra confianza imaginar un desempeño exitoso? Piensa en un momento en el que hayas estado en una situación y hayas utilizado imágenes para imaginarte realizando bien una actividad. ¿Cómo te hizo sentir? Al usar imágenes, puedes tener en cuenta una serie de variables, incluidos los sonidos de la multitud, lo que ves, lo que sentirías al recoger el equipo e incluso el olor. Se consciente de todos tus sentidos. Finalmente, piensa en cómo quieres imaginarte a ti mismo. ¿Te ves a ti mismo en primera o tercera persona?
La quinta fuente son los estados fisiológicos. ¿El atleta ve la excitación fisiológica como facilitadora o debilitante? Cuando estamos nerviosos comenzamos a experimentar un aumento en la frecuencia cardíaca, aumento en la sudoración, manos húmedas, boca seca, pensamientos que corren constantemente por nuestra mente, etc. La importancia de este aspecto es cómo vemos esos estados de excitación. Es natural que todos los atletas se pongan nerviosos antes de una competición o partido.
La parte importante es cómo los atletas manejan su excitación fisiológica. Si ves un aumento de la frecuencia cardíaca como una causa de ansiedad natural, ¿cómo va a influir eso en tu confianza? Si consideras que un aumento de la frecuencia cardíaca es una preocupación y un miedo, ¿cómo afectará eso al rendimiento y la confianza? La ansiedad y los nervios son una forma en que nuestra mente y cuerpo nos preparan para la competición. Intenta ver la excitación fisiológica como un factor facilitador para tu desempeño.
La fuente final son los estados emocionales. Al experimentar estados emocionales positivos (felicidad, alegría, entusiasmo), es más probable que aumente la confianza. Como entrenador, piensa cómo puedes ayudar a los atletas a experimentar estados emocionales más positivos. ¿Estableces sesiones de entrenamiento divertidas y agradables? ¿Estableces metas desafiantes que los atletas quieren superar? ¿Ofreces apoyo a tus deportistas? ¿Creas un ambiente positivo para tus atletas? Un aspecto muy importante son las diferencias individuales. Los mejores entrenadores entenderán que cada deportista es diferente. Se darán cuenta de que no todas las técnicas o intervenciones funcionarán para todos los atletas. Como entrenador, es importante que seas consciente de esto y que entiendas qué es lo que motiva a tus jugadores.
Conclusión
Así pues, podemos decir que la confianza en uno mismo facilita el rendimiento deportivo a través de su efecto positivo en los pensamientos, sentimientos y comportamientos de los atletas, de ahí la importancia de desarrollar intervenciones orientadas a proteger y mantener nuestra confianza en el deporte antes de la competición.
El enfoque de las intervenciones diseñadas para facilitar esa confianza en el deporte debe reflejar las necesidades individuales del atleta e identificar las fuentes y tipos de confianza actuales de las que disponemos y asegurar que estén intactas durante las fases de preparación de la competición.
Tener confianza a la hora de realizar un deporte o competición significa confiar en uno mismo, lo cual constituye la creencia en nuestra capacidad para completar una habilidad o tarea física requerida. En ocasiones, nuestra confianza puede reforzarse con la fe que otros tienen en nosotros; pero, en última instancia, tenemos que creer en nuestras propias habilidades para salir y rendir al máximo.
Referencias Bibliográficas
Bandura, A. (1997). Self-efficacy: The exercise of control. New York: Freeman.